La tumba dijo a la rosa: -¿Dime qué haces, flor preciosa, lo que llora el alba en ti?
La rosa dijo a la tumba: -de cuanto en ti se derrumba, sima horrenda, ¿qué haces, di?
Y la rosa: -¡Tumba oscura de cada lágrima pura yo un perfume hago veloz.
Y la tumba: -¡Rosa ciega! De cada alma que me llega yo hago un ángel para Dios.
POESÍA 5
Si pudiéramos ir
[Poema: Texto completo]Víctor Hugo |
Él decía a su amada: Si pudiéramos ir los dos juntos, el alma rebosante de fe, con fulgores extraños en el fiel corazón, ebrios de éxtasis dulces y de melancolía,
hasta hacer que se rompan los mil nudos con que ata la ciudad nuestra vida; si nos fuera posible salir de este París triste y loco, huiríamos; no se adónde, a cualquier ignorado lugar,
lejos de vanos ruidos, de los odios y envidias, a buscar un rincón donde crece la hierba, donde hay árboles y hay una casa chiquita con sus flores y un poco de silencio, y también
soledad, y en la altura cielo azul y la música de algún pájaro que se ha posado en las tejas, y un alivio de sombra... ¿Crees que acaso podemos tener necesidad de otra cosa en el mundo? |
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POESÍA 4
Poema Alborada de Victor Hugo
Ya brilla la aurora fantástica, incierta,
velada en su manto de rico tisú.
¿Por qué, niña hermosa, no se abre tu puerta?
¿Por qué cuando el alba las flores despierta
durmiendo estás tú?
Llamando a tu puerta, diciendo está el día:
“Yo soy la esperanza que ahuyenta el dolor”.
El ave te dice: “Yo soy la armonía”.
Y yo, suspirando, te digo: “Alma mía,
yo soy el amor”.
POESÍA 3
Poema del Autor/a: Victor Hugo
Nombre del Poema: PLENITUD
Puesto que apliqué mis labios a tu copa llena aún,
y puse entre tus manos mi pálida frente;
puesto que alguna vez pude respirar el dulce aliento
de tu alma, perfume escondido en la sombra.
Puesto que me fue concedido escuchar de ti
las palabras en que se derrama el corazón misterioso;
ya que he visto llorar, ya que he visto sonreír,
tu boca sobre mi boca, tus ojos en mis ojos.
Ya que he visto brillar sobre mi cabeza ilusionada
un rayo de tu estrella, ¡ay!, siempre velada.
Ya que he visto caer en las ondas de mi vida
un pétalo de rosa arrancado a tus días,
puedo decir ahora a los veloces años:
¡Pasad! ¡Seguid pasando! ¡Yo no envejeceré más!
Idos todos con todas nuestras flores marchitas,
tengo en mi álbum una flor que nadie puede cortar.
vuestras alas, al rozarlo, no podrán derramar
el vaso en que ahora bebo y que tengo bien lleno.
Mi alma tiene más fuego que vosotros ceniza.
Mi corazón tiene más amor que vosotros olvido.
POESÍA 2
A una mujer
¡Niña!, si yo fuera rey daría mi reino, mi trono, mi cetro y mi pueblo arrodillado, mi corona de oro, mis piscinas de pórfido, y mis flotas, para las que no bastaría el mar, por una mirada tuya.
Si yo fuera Dios, la tierra y las olas, los ángeles, los demonios sujetos a mi ley. Y el profundo caos de profunda entraña, la eternidad, el espacio, los cielos, los mundos ¡daría por un beso tuyo!
POESÍA 1
Quien no ama no vive *
Quienquiera que fueres, óyeme: si con ávidas miradas nunca tú a la luz del véspero has seguido las pisadas, el andar süave y rítmico de una celeste visión;
O tal vez un velo cándido, cual meteoro esplendente, que pasa, y en sombras fúnebres ocúltase de repente, dejando de luz purísima un rastro en el corazón;
Si sólo porque en imágenes te la reveló el poeta, la dicha conoces íntima, la felicidad secreta, del que árbitro se alza único de otro enamorado ser;
Del que más nocturnas lámparas no ve, ni otros soles claros, ni lleva en revuelto piélago más luz de estrellas ni faros que aquella que vierten mágica los ojos de una mujer;
Si el fin de sarao espléndido nunca tú aguardaste afuera, embozado, mudo, tétrico mientras en la alta vidriera reflejos se cruzan pálidos del voluptuoso vaivén),
Para ver si como ráfaga luminosa a la salida, con un sonreír benévolo te vuelve esperanza y vida joven beldad de ojos lánguidos, orlada en flores la sien.
Si celoso tú y colérico no has visto una blanca mano usurpada, en fiesta pública, por la de galán profano, y el seno que adoras, próximo a otro pecho, palpitar;
Ni has devorado los ímpetus de reconcentrada ira, rodar viendo el valse impúdico que deshoja, mientras gira en vertiginoso círculo, flores y niñas al par;
Si con la luz del crepúsculo no has bajado las colinas, henchida sintiendo el ánima de emociones mil divinas, ni a lo largo de los álamos grato el pasear te fue;
Si en tanto que en la alta bóveda un astro y otro relumbra, dos corazones simpáticos no gozasteis la penumbra, hablando palabras místicas, baja la voz, tardo el pie;
Si nunca al roce magnético temblaste de ángel soñado; si nunca un Te amo dulcísimo, tímidamente exhalado, quedó sonando en tu espíritu cual perenne vibración;
Si no has mirado con lástima al hombre sediento de oro, para el que en vano munífico brinda el amor su tesoro, y de regio cetro y púrpura no tuviste compasión;
Si en medio de noche lóbrega cuando todo duerme y calla, y ella goza sueño plácido, contigo mismo en batalla no te desataste en lágrimas con un despecho infantil;
Si enloquecido o sonámbulo no la has llamado mil veces, quizá mezclando frenético las blasfemias a las preces, también a la muerte, mísero, invocando veces mil;
Si una mirada benéfica no has sentido que desciende a tu seno, como súbito lampo que las sombras hiende y ver nos hace beatífica región de serena luz;
O tal vez el ceño gélido sufriendo de la que adoras, no desfalleciste exánime, misterios de amor ignoras; ni tú has probado sus éxtasis ni tú has llevado su cruz.
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