DEDICATORIA:
Este poema va dedicado a todas las mujeres que fueron mamá desde muy joven y en especial a Verónica que me enseñó a escribir los poemas más bonitos. Los que se escriben con la propia vida.
FRENTE AL ESPEJO
Enfrente a el.
Mirada perdida que se quiebra en un espejo,
los rasgos profundos, todo queda ya lejos.
Pupilas que reflejan una vida ya vivida
los recuerdos de una niñez que vagan perdida.
Infancia que se trucó en la chistera de la ignorancia.
Niña que cambiaste la muñeca por la verdad,
niña que dejaste de jugar en el patio por la responsabilidad,
niña que remplazaste tu niñez por la de mamá, antes de ser mujer.
Mujer que dentro de ese espejo sigues siendo niña.
Reflejos que se transforman en recuerdos,
el calor de los abrazos de un abuelo que siempre te protegió
con cuerpo frágil y consumido por las arrugas.
Mujer que dentro de ese espejo sigue siendo niña.
Recuerdos que se transforman en fantasía de;
ser Campanilla y con sus alitas de cristal
escapar volando al País del Nunca Jamás.
Mujer que dentro de ese espejo sigue siendo niña.
Fantasía que vuelve a la realidad en un parpadeo;
orgullosa de ser mamá, canción de cuna de una luna
que arropas con un beso; la experiencia más bonita de la vida.
Frente al espejo.
Parpados cansados que se cierran con la llave de una lágrima
hace que se apague la luz,
la oscuridad envuelve de nuevo la habitacíón,
esta noche descansarás.
Sueña con la niñez que deseaste tener.
domingo, 28 de octubre de 2012
2º PARTICIPANTE; Alejandro Rafael Alagón Ramón
OLVIDEUDAS
El mendigo profana ese firme hermetismo
de los contadores, explora la abultada
jerarquía de escombros, destripa los silencios,
repasa desperdicios, conoce las cenizas.
Orfeones de moscas ensayan un murmullo,
una nube furtiva que despierta y rodea
al intruso, a la sombra que indaga en la agonía
de pieles, restos, cajas con un viejo bastón.
Hay fotos troceadas, miserias familiares,
vestigios de un rencor enquistado en las cáscaras,
imágenes ajadas que yacen desvalidas
mientras las bolsas visten uniformes de luto.
Láminas amarillas que una luz investiga,
trozos sepia, pedazos, sutiles instantáneas
adoptadas de pronto por un desconocido
que invade cada escena con sus ojos lejanos.
Hay tipos de interés que devoran salarios
y crecen poderosos como la levadura,
recibos y facturas a merced de los tábanos
y números convictos en la cuenta corriente.
Esas cartas inertes, esas hojas cobrizas
que un día degolló con furia la tijera,
recomponen un drama, el préstamo que asusta
y cornea las nóminas y enfada al avalista.
Aunque el hedor disuade a los perros hambrientos
e irrita al callejón el vagabundo sigue
su búsqueda arriesgada entre escoria y cascotes
e ignora el odio brusco de esa masa tan fétida.
Y los nervios observan de nuevo porvenir:
la anemia de sonidos en la cesta de mimbre.
El mendigo profana ese firme hermetismo
de los contadores, explora la abultada
jerarquía de escombros, destripa los silencios,
repasa desperdicios, conoce las cenizas.
Orfeones de moscas ensayan un murmullo,
una nube furtiva que despierta y rodea
al intruso, a la sombra que indaga en la agonía
de pieles, restos, cajas con un viejo bastón.
Hay fotos troceadas, miserias familiares,
vestigios de un rencor enquistado en las cáscaras,
imágenes ajadas que yacen desvalidas
mientras las bolsas visten uniformes de luto.
Láminas amarillas que una luz investiga,
trozos sepia, pedazos, sutiles instantáneas
adoptadas de pronto por un desconocido
que invade cada escena con sus ojos lejanos.
Hay tipos de interés que devoran salarios
y crecen poderosos como la levadura,
recibos y facturas a merced de los tábanos
y números convictos en la cuenta corriente.
Esas cartas inertes, esas hojas cobrizas
que un día degolló con furia la tijera,
recomponen un drama, el préstamo que asusta
y cornea las nóminas y enfada al avalista.
Aunque el hedor disuade a los perros hambrientos
e irrita al callejón el vagabundo sigue
su búsqueda arriesgada entre escoria y cascotes
e ignora el odio brusco de esa masa tan fétida.
Y los nervios observan de nuevo porvenir:
la anemia de sonidos en la cesta de mimbre.
3º PARTICIPANTE; BORRASCA
RIMA, RIMA, RIMA
Rima, rima, rima
te busco para esta poesía,
y te he encontrado
este mediodía.
Llueve, llueve, llueve
y la calle esta húmeda,
los corazones mojados
y los deseos atados.
Cristales, cristales, cristales
que ven todos los males,
los pájaros comiendo
las alegrías terrenales.
Relojes, relojes, relojes
que no paran el tiempo,
de tormentas fuertes
y vientos del Este.
Sospechas, sospechas, sospechas
de infantes inocentes,
fuegos apagados
en bosques emergentes.
Gatos, gatos, gatos
de colores pardos,
de espíritus azulados
y uñas relucientes.
Luces, luces, luces
blancas e intermitentes,
en la noche oscura
de la mente inteligente.
Sueños, sueños, sueños
de dineros agotados,
coches abandonados
y besos enmascarados.
Líos, líos, líos
mediocres y armados,
en motores potentes
y vestidos decentes.
Pseudónimo; BORRASCA
Rima, rima, rima
te busco para esta poesía,
y te he encontrado
este mediodía.
Llueve, llueve, llueve
y la calle esta húmeda,
los corazones mojados
y los deseos atados.
Cristales, cristales, cristales
que ven todos los males,
los pájaros comiendo
las alegrías terrenales.
Relojes, relojes, relojes
que no paran el tiempo,
de tormentas fuertes
y vientos del Este.
Sospechas, sospechas, sospechas
de infantes inocentes,
fuegos apagados
en bosques emergentes.
Gatos, gatos, gatos
de colores pardos,
de espíritus azulados
y uñas relucientes.
Luces, luces, luces
blancas e intermitentes,
en la noche oscura
de la mente inteligente.
Sueños, sueños, sueños
de dineros agotados,
coches abandonados
y besos enmascarados.
Líos, líos, líos
mediocres y armados,
en motores potentes
y vestidos decentes.
Pseudónimo; BORRASCA
4ª PARTICIPANTE; María Eugenia Elizondo Leal
TU VOZ
Escucho tu voz
y no puedo verte
no puedo olerte
no puedo besarte
conversaciones telefónicas
que amargas me saben
si no he de alcanzar tus manos
El teléfono suena diferente
cuando eres tu el que llama
viajan tus palabras
de tu boca directamente hasta mi alma
mi cerebro no comprende
es el corazón el que descifra
el invencible amor entre tú y yo
Como te extraño
y como me extraño
aun no es cotidiana tu ausencia
señales de telefonía
que me dan a beber tu voz
esa que me transforma en llanto
cuando me anuncias tu adiós...
-- Tengo que colgar ahora
te llamo en un mes
te quiero mucho mama
hasta pronto
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