Siempre estaba cerrada la casa de aquella sucia cascada, la que se escondía detrás de la montaña. Ahí entraba Sara, se dejaba llevar por los pasos de esa rota entrada que le hacía despertar una inmensa curiosidad. Sabía que hacía un tiempo, aquel lugar estaba abandonado y que algunas habladurías alteraban el poblado, pero nunca se imaginó que fuese real. Al entrar comporbó que su aliento se agitó y que el frío se extendió en su cuerpo, y de repente en la oscuridad una blanca luz muy intensa apareció flotando muy cerca del techo y susurraba en su oído, palabras de otros tiempos, e inmovilizada respiró fuerte del intenso terror, sabía que se trataba de Ana el espectro de una doncella que vagaba por las humedad paredes. Seguía mirando ese destello y en unos segundos apareció la figura de esa mujer, que le guiaba hacíaun lugar que en un tiempo era muy hermoso, era un inmenso jardín donde las flores se habían marchitado y junto a el estaba unas aguas que antes eran como el bello reflejo en el que Ana se reflejaba, era una cascada, ahora manchada pero encantada. Ahí habitaba un secreto y que sólo el fantasma sabía, Sara persiguió a la luminosidad y contempló que algo se perdía debajo de la profundidad del agua, removió con sus largas manos y ahí se encontró un cofre, lo abrió y vio miles de joyas con muchísimo valor, eran de puro oro, dentro se podía leer una nota, "Quiero deciros que mi gran tesoro escondido, os pertenece como os pertenece mi propia familia", firmado Ana, Sara no lo comprendió y el espectro le dijo "Entonces no sabéis que soy vuestra abuela Ana", ellapensaba que alucinaba, pero sí, tenía una abuela a la que nunca había conoció y que murió nada más dar luz a su madre, ese hogar pertenecía a ella y ese era el misterio de familia.
FIN
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