Qué complicado es cocinar contigo.
Será por qué siempre te toca a ti
tener la sartén por el mango,
mientras a mí me queman las ganas
de besarte cuando en vano intento
darle de una vez la vuelta a la tortilla
y que seas tú quien me extrañe.
O será porque se te antojan recetas imposibles
y aunque no está para bollos el horno,
con mucho ruido y pocas nueces
me retiras el otoño del pelo
y preparas el pan nuestro de cada día,
esas diabólicas migajas de proximidad
que alimentan mi poesía celíaca.
Qué complicado es cocinar contigo.
Dejaría hoy mismo de hacerlo si no fuera
porque verte me da tanta hambre…
Mi voto para este poema. Felicidades.
ResponderEliminarGracias Silvia por dejarnos tu voto en el blog. Saludos
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